Estamos viendo estos días, en la erupción del nuevo volcán de La Palma, cómo la lava arrasa con lo que encuentra a su paso y, sin embargo, como dice la pregunta, no funde el propio volcán. En principio, todos los elementos que tienen un punto de fusión inferior a la temperatura de la propia lava, que tiene valores de entre 800 °C y 1200 °C, quedan engullidos por las coladas e integrados en su masa: viviendas, carreteras, mobiliario urbano, instalaciones industriales, agrarias, etcétera.
Sin embargo, vemos que lo que en geología llamamos “roca encajante” resiste. Esta roca encajante es el material que atraviesa el magma en su ascensión hasta la superficie y su salida al exterior. Las razones de que no se funda son varias. La principal es que el material que asciende desde el manto terrestre y acaba por salir por las bocas del volcán es una roca fluida de naturaleza basanítica que está a menor temperatura que la requerida para fundir la roca que atraviesa. Esta roca que forma la pared encajante tiene una composición diferente a la que asciende porque se trata de un material volcánico más antiguo y con un punto de fusión mayor.
Además, influye la presión. La roca que forma la estructura volcánica está sometida a mayor presión que los elementos de la superficie. Estos últimos solo sufren la presión atmosférica, pero las rocas del interior están también bajo lo que llamamos presión litostática, que es la presión que ejercen las capas superpuestas de material. Cuanto mayor es la presión, más alto es el punto de fusión. Así que está característica se suma a la dificultad para que la lava destruya la roca que forma el cono del volcán.