Sudán, estallan los combates en la capital Jartum y en otros puntos del país, que podrían terminar de derrumbar el proceso iniciado hace cuatro años hacia la constitución de un gobierno civil tras décadas de dictadura.
Los combates, han dejado muertos, el número es incierto, y decenas de heridos en la capital, asolada por cruentos bombardeos y fuego de artillería pesada tanto en las calles como en el aeropuerto.
Es la ruptura definitiva entre los dos hombres fuertes del país: el líder militar sudanés Abdelfatá al Burhan y el hasta ahora ‘número dos’ y cabecilla paramilitar, Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’.
El tortuoso proceso iniciado tras la revolución popular que acabó con treinta años de dictadura de Omar al Bashir en abril de 2019 se ha visto constantemente empañado por la desconfianza entre los grupos civiles, instrumentales en la caída del autócrata, hacia un ejército al que nunca han terminado de ver – como tampoco a las RSF – como garantes de un proceso de transición a la democracia, como demostró primero el golpe de Estado liderado por Al Burhan en 2021 que echó del poder a Abdalá Hamdok, el primer ministro acordado inicialmente por civiles y militares, y después la violentísima represión militar de 2022 a las protestas contra la asonada, que se saldaron con un centenar de muertos.